"Escribir es soñar despierta, imaginar en palabras, grabar los pensamientos, atravesar muros, saltar barreras, burlar límites, traspasar fronteras, vivir en libertad"
Solariana Penalva

viernes, 23 de julio de 2010

La Mañana llora (De Libélulas y Ruiseñores...)

Peer Gynt, Edvard Grieg


Una libélula libera el plancton volátil de su circuito alado alrededor del estanque.
Un ruiseñor ensaya gorgoritos entre el centelleo salpicado de "paillettes" matutinos que cubre de manchitas claras y brillantes las toscas ramas agrisadas de los árboles.
Un niño llora entre los brazos de su madre, sentada sobre las verdes maderas de un banco, aferrado a un pecho estéril que antaño lo amamantó.
Una tortuga recorre un pequeño trecho de la veredita del parque, haciéndolo aparecer como una larga autopista de peaje.

Una mujer llora lágrimas invisibles; sus ojos permanecen fijos en aquel pensamiento, inmóvil, invariable, con la mirada perdida en el infinito de su alma, unos ojos que manifiestan la profundidad del océano o del campo en primavera, intensos, con la intensidad del viento que mueve las olas, como un espejo, reflejando el penitente morado ornado en oro de la flor que contemplan.

La mañana llora mientras la libélula trata de distraerla y hacerla olvidar su pena. Dentro de unas horas ya nada será igual... Las sombras harán que el paisaje aparezca diferente a nuestros ojos. El sol se colará por el embudo de la atmósfera atravesando su tamiz, que divulgará sus rayos como flechas doradas o transparentes, que incidirán sobre todo lo visto con anterioridad y nos hará preguntarnos: "¿Acaso no vi antes este escenario?" Y dudaremos porque la sombra que proyecta la tortuga ya no se parece al pensamiento oro y morado que incide en el iris confundiendo cualquier apreciación no confirmada antes de caer la tarde.













Solariana Penalva

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